lunes, 10 de enero de 2011


   Y de repente te das cuenta de que las cosas han cambiado, de que nada será lo mismo. Que habéis pasado de ser una sola cosa, a ser dos extraños y que casi no le conoces. Que ya no te alegras al verlo cada mañana, al menos no como antes. Las tardes juntos ya son son toda una aventura, eso que esperabas durante todo el día con mariposas en el estomago, son solo...una tarde más. 
    Y es que, la confianza da asco, y la rutina más. Amar no es mirarse el uno al otro; es mirar juntos en la misma dirección, y nosotros tomamos caminos distintos.
   Pero por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes. Ojalá empiece a brillar pronto...

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