viernes, 4 de marzo de 2011

¿Y cuando quieres olvidar y no puedes? ¿Qué pasa entonces?
Te levantas pensando en eso, vives con ello cada día, y te acuestas pensando como olvidar mañana. Todos los días la misma historia, y el mismo resultado, ninguno. O peor aun, mal resultado. Porque, si obligas a tu mente a olvidar a alguien, que tu corazón no quiere olvidar, probablemente acabes mal con esa persona, te duela igualmente y no lo olvides. Solo necesitas poder respirar hondo, no sentir la presión tras la nuca en cada momento. Poder mirarlo a la cara, y sentirte bien. Evolucionar, cambiar, ser feliz. Quiza sea pedir mucho, pero lo necesitas. Lo necesito. No pensar en él, no rebajarme, no sentirme presionada cada vez que se acerca, porque no se si aguantaré. Y que el resto tampoco me presionen. Que alguien se preocupe un poco por mi, no quedarme esperando como una idiota otra vez, no dejar que me pisoteen aunque lo vea venir. Porque duele. Duele muchísimo. Duele ver como, pasados 5 años, todo sigue asquerosamente igual. Las cosas empiezan a ir bien, crees que todo cambia, y, al final, todo sigue igual. Soy yo, no voy a cambiar, no voy a dejar de preocuparme estupidamente por la gente, de meter la pata diciendo lo que no debo cuando no debo, de ser pesada, de hablar demasiado, de estar en las nubes, o de tener mala hostia. Eso no cambia, por más que quieras, no cambia, es así. El problema es, cuando la gente que quieres, con todo tu ser, no soporta eso. Porque tampoco se puede dejar de querer de un día para otro. A veces, ni de un año para otro.
Mañana me levantaré de nuevo, pensaré en todo por la mañana, en los que tengo que ver, y en a los que, desgraciadamente, no veo, y tantísimo me gustaría. Sobretodo en esos. Y haré lo posible para pasar el día desapercibida, como siempre. Querer olvidar, y no poder, es una mierda. Pero vale la pena intentarlo, aunque sea por los que, aunque no se los ve demasiado, al menos, no todo lo que te gustaría, y que no destacan exageradamente, si que están ahí cuando los necesitas. Que son pocos, casi ninguno. Pero, vale la pena.

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